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Mostrando las entradas de mayo, 2023

El dolor de tener que crecer [Sobre "Nueve reinas" (2000) de Fabián Bielinsky]

Existimos personas las cuales no recordamos cosas de la infancia. Pero hay otras personas las cuales recuerdan el color de su primer juguete, la sensación al abrazar su oso de peluche e incluso que jugaban con un amigo imaginario llamado Red. Aunque, hay cosas que parece que nunca olvidaremos, por ejemplo, que hemos visto una película en donde un hombre quiere robar un banco y todo le sale mal, que aparecen hackers traídos de Alemania para entrar a las computadoras de una empresa millonaria sin ser detectado, que utilizan equipos sofisticados de explosiones y herramientas costosas para forzar bóvedas. Sabemos que vimos una película donde algún perdedor quiere robar un banco, pero no sabemos el nombre de dicha película. Todos quieren robar bancos en las películas, todos somos perdedores que mientras estamos haciendo la fila en un banco miramos alrededor buscando cámaras de seguridad, como si acaso pudiésemos robar algo. Así que no hace falta el querer recordar cuál es el nombre de la p

Del onirismo a la obcecación [Sobre "Kalibre 35" de Raúl García]

“[…]  hay que apostarles a los sueños,   porque es la única inversión   que vale la pena en la vida ”  Luis, personaje de Kalibre 35 En un país de ensoñaciones, Kalibre 35 se erige como la síntesis pragmática de nuestra idiosincrasia, rompe con los patrones establecidos en las producciones nacionales al presentar una historia innovadora y compleja. La película se aleja de las representaciones convencionales de la cultura colombiana al combinar sucesos paralelos y personajes tridimensionales que experimentan subtramas fuera de la pantalla. A través de los personajes como Luis y Andrés, la película nos muestra cómo las quimeras pueden ser un refugio ante la adversidad y una fuente de motivación para bregar por aquello en lo que se cree.  Colombia es una tierra que ha aprendido a reírse de sus desventuras y convivir con sus miserias humanas. No obstante, se sostiene bajo la inagotable esperanza de ese mundo onírico donde el entorno hostil y desigual se refunda a través de la premisa: som

Éxtasis en la estación de lluvia [Sobre "In the mood for love" de Wong Kar-wai]

Delante de mí se reconocía la puerta de la biblioteca. E staba sentado en la esquina derecha de un banquillo; a mi lado, en la otra esquina del mismo banquillo, una pareja se besaba frenéticamente. Entre el sonido de esos besos apresurados pensé en Yasunari Kawabata y en Wong Kar-wai. No tiene mucho que ver una pareja de fulanos que se comen a la entrada de una biblioteca nacional con dos asiáticos. Sin embargo, entre los cuatro, hay algo que se asoma: el amor, o, más bien, la fatalidad que nace en el amor. Kawabata estaría tirándome de la puntilla de mi suéter como lo haría un niño que desea mostrar ansioso un hallazgo: un jardín húmedo donde se reflejan las ramas de un árbol de acre, y recostado a su tronco hay una mujer que tiene un kimono de camelias, ella está durmiendo sola en aquel jardín; Kar-wai, en cambio, me anunciaba el ruido de las habitaciones contiguas, el chisme de las vecinas del departamento de al lado, todas ellas, abandonadas por sus maridos. Ellas cocinan solas mie

De realidades paralelas y sueños en celuloide [Sobre ‘La noche americana’ de François Truffaut]

¿Qué nos hace ser lo que somos y amar lo que amamos? En las primeras historias que conté, mis personajes eran un variopinto grupo de juguetes plásticos que guardaba en una caneca (un spiderman chueco, un demonio al que le mutilé las alas, un beisbolista con una eterna postura de bateo y así, pero esa lista es harina de otro costal). El caso es que recuerdo muy vívidamente ‘armar’ las historias, jugar durante toda la tarde y guardar los juguetes. En la siguiente sesión los organizaba tal como estaban al final del día anterior y continuaba la historia como si no hubiera pasado ni un segundo. Quizá por eso odiaba perderme los inicios de las transmisiones de las películas, quizá por eso me gusta ver todos los créditos finales, imaginar el trabajo conjunto que ha resultado en esa creación que me ha mantenido por horas en un sillón o en la cama. Por eso amo cada visionado de esta joya que es “La noche americana” y por Jacqueline Bisset. "La noche americana" (1973), dirigida por Fra

Lo que nos salva [Sobre Melancolía de Lars Von Trier]

Lasrs Von Trier dijo que sentía un poco de simpatía por Hitler. De inmediato lo consideraron persona non grata en Cannes, pero su más reciente película era aplaudida y su actriz principal era galardonada como la mejor del festival. La actriz es Kirsten Dunst (Spiderman, Vampire interview) y su personaje en el film es una joven con serios problemas depresivos llamada Justine. En los primeros siete minutos del film se presentan imágenes oníricas en cámara lenta: una Justine en  primer plano con el pelo desarreglado, pájaros muertos que caen a su espalda, un caballo que se desploma, un planeta que golpea a la tierra y la siguiente destrucción que se provoca. Y se acaba (No estoy matando la trama de la película, ni estoy dañando el final para quienes no la han visto), así de simple. Von Trier nos da una pequeña sinopsis y parece decirnos en voz alta de qué va esto. No es extraño entonces que las imágenes son acompañadas por el preludio de Tristán e Isolda de Wagner. De esa forma se presagi