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Toma, completa el cubo de Rubik [Sobre «Climax» (2018) de Gaspar Noé]

  Estás sentado; frente de ti, sobre la mesa, hay un cubo de Rubik. Sólo puedes ver el lado frontal del cubo. No puedes moverlo; ni tocarlo. Pero si te levantas, podrás ver un lado distinto; el lado de visión paralelo al suelo. Si continúas moviéndote, mirarás los lados faltantes. Pero, hay un lado que no podrás ver: el que está boca abajo, en la mesa. Así es «Climax» de Gaspar Noé. Un Rubik que no puede ser tocado. Completado —y que no quiere serlo—. La cinta es clara. Pero, solo en una cosa: está escrita y filmada basada en sucesos reales. Pero, parece no estar dispuesta a contar algo. Sino, en mostrar. Gaspar Noé. Es cierto que los personajes hablan —y bailan— en lugares distintos del edificio, tanto que sorprende que los otros no escuchen. ¿Qué tan grande se hace la habitación, el hogar como para no sentirnos tan cercanos con el otro aún de que las voces en el espacio son audibles? El baile inicial, tras terminar el prelude de la cinta, donde los entrevistan, parece no tener mu...

Lo que nos salva [Sobre Melancolía de Lars Von Trier]

Lasrs Von Trier dijo que sentía un poco de simpatía por Hitler. De inmediato lo consideraron persona non grata en Cannes, pero su más reciente película era aplaudida y su actriz principal era galardonada como la mejor del festival. La actriz es Kirsten Dunst (Spiderman, Vampire interview) y su personaje en el film es una joven con serios problemas depresivos llamada Justine.

En los primeros siete minutos del film se presentan imágenes oníricas en cámara lenta: una Justine en primer plano con el pelo desarreglado, pájaros muertos que caen a su espalda, un caballo que se desploma, un planeta que golpea a la tierra y la siguiente destrucción que se provoca. Y se acaba (No estoy matando la trama de la película, ni estoy dañando el final para quienes no la han visto), así de simple. Von Trier nos da una pequeña sinopsis y parece decirnos en voz alta de qué va esto. No es extraño entonces que las imágenes son acompañadas por el preludio de Tristán e Isolda de Wagner. De esa forma se presagia la suerte que correrán los personajes. Melancolía es totalmente inclasificable. En las descripciones y carteleras se vende como ciencia ficción, pero quizá esté totalmente alejada del género. Melancolía es otra cosa. Melancolía pregunta por las razones de la existencia (Von Trier nos daba un poco de esto en el Anticristo). Y en la cabeza de los espectadores resaltarán las respuestas al final (pero es claro que algunos la abandonarán antes de la mitad por su aparente lentitud): la vida al parecer no tiene mucho sentido y nuestra existencia, azarosa y sin rumbo (todo ese manoseo, ese luchar contra lo inevitable) resulta sin ningún sentido, al menos para Von Trier.

Parte I: Justine
Justine es rubia, hermosa, aparentemente feliz. Justine va rumbo a la fiesta de su boda, en limusina y con su esposo (Alexander Skarsgard de True Blood). Primero el vehículo se queda atascado en la carretera (y ahí comienza el tranquilo descenso de la felicidad). Luego en la fiesta Justine se va desmoronando poco a poco y las heridas de todos comienzan a sangrar. Así la fiesta se va al traste y se dan cuenta que la calma del principio no fue más que un sueño lejano, quizá una simple ilusión. Vuelve Von Trier (como en Anticristo) a darnos altas dosis de exaltación de las cosas pequeñas. No en vano el director utiliza casi con descaro la cámara en mano y los planos desenfocados para acercarnos a todos los personajes sin perder del mapa a Justine.
Parte II : Claire
Claire (Charlotte Gainsbourg) busca ser feliz. Vive en una mansión con campo de golf, con su esposo (Kiefer Sutherland) y su hijo. Claire quiere salvar a Justine y se encuentra con que “Melancolía” no le dará tiempo para ello. Claire es el negativo de su hermana y al final, solo al final, reconoce que no hay esperanza posible. La mansión, el campo de golf, la terraza (donde se desarrollan muchos de los minutos del film) son por lo menos una puesta en escena, una obra de teatro con final intimista y triste. Aunque el mundo está a punto de fundirse en la nada, los cuatro personajes sobresalientes de esta parte siguen alejados del mundo (en varias oportunidades intentan cruzar los límites de la propiedad, pero simplemente no les es posible hacerlo aunque no hay puertas ni grilletes que lo impidan. Por un momento, si nos detenemos en este hecho, podríamos recordar El ángel exterminador de Buñuel, donde los modales se pierden y la catástrofe va llegando poco a poco) y lo siguiente es una función desesperanzadora. No hay más remedio que aceptar el final y cada uno lo hace como puede. Justine (que parece saber muchas cosas) conoce de antemano que al mundo no le irá bien. Sabe que el planeta es “malvado” y que nadie lo extrañará cuando deje de existir. Aquí Von Trier plantea una premisa simple que justificaría, de un solo tajo, toda la película: los depresivos pueden ser más racionales que los optimistas. Cuando todo está perdido los puentes de la tranquilidad se cruzan. Justine (enferma, melancólica) toma las riendas de la seguridad y no admite más esperanza que la que puede proporcionar el momento. No hay futuro para nadie y Justine lo entiende bien. Quizá el planeta que choca contra la tierra es una prueba de que el mundo está mal o quizá sea el contrapunteo de la historia porque Melancolía no cuenta con antagonistas. El planeta que amenaza a la tierra parece un planeta cálido, acogedor y la luz que irradia es tranquila. Justine lo entiende, lo acepta y tal vez es por eso que construye una cueva mágica que la salve o le devuelva unos segundos de paz.

Ficha técnica:
Película: Melancolía. Título original: Melancholia. Dirección y guion: Lars von Trier. Países: Dinamarca, Suecia, Francia, Alemania e Italia. Año: 2011. Duración: 139 min. Género: Drama, ciencia-ficción. Interpretación: Kirsten Dunst (Justine), Charlotte Gainsbourg (Claire), Kiefer Sutherland (John), Charlotte Rampling (Gaby), John Hurt (Dexter), Alexander Skarsgård (Michael), Udo Kier (organizador de la boda), Stellan Skarsgård (Jack). Producción: Louise Vesth y Meta Louise Foldager. Fotografía: Manuel Alberto Claro. Montaje: Molly M. Stensgaard. Diseño de producción: Jette Lehmann. Vestuario: Manon Rasmussen. Distribuidora: Golem. Estreno en Dinamarca: 26 Mayo 2011.

[Esta entrada, con leves variaciones, fue publicada en el blog Grupo-Jauría en diciembre de 2011]

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