Qué lentitud; qué frío: llorar te lastimará más los ojos [Sobre «The Lobster» (2015) de Yorgos Lanthimos]
Cada vez que miro el poster
de presentación de The Lobster en algún teatro no deja de estar esa sensación
de vacío. Trabajar el espacio en negativo para crear el contraste de un hombre
abrazando a otra persona —la cual no está— es algo que te resulta atractivo al
instante, por más que su diseño sea minimalista. Incluso que la película lleve
un nombre bizarro como La Langosta tiene la menor importancia porque ha
sido suficiente el ver su poster de presentación para convencerte de mirarla.
Han transcurrido quince
minutos de la cinta. Has notado que no va sobre una película barata de acción que
intenta mezclarse con comedia. Ves en su lugar frames constantes donde
las personas son ubicadas en alguna zona lateral del plano, y, no aparecen por
más de 5 segundos dos personas enfocadas en el plano, solo una. Y en caso de
estar otra persona y entablando conversaciones, no logras ver más que un cuerpo
recortado de uno de los dos. Si hay un plano general y hay más personas, sus rostros y performance se pronuncian visualmente distantes. Entonces nos hacemos la idea de que estamos mirando
fotogramas con una composición atractiva tanto en su colorimetría entre verdes
en baja saturación con exposiciones neutras, como en iluminaciones amarillas saturadas.
¿Tanta soledad en dos gamas de color?
Lo curioso es que a
pesar de los rostros inexpresivos que hemos visto durante los primeros 15 minutos,
cada palabra que dicen son altamente incomodas.
La realidad es que esos
primeros minutos nos están preparando para una historia en donde las personas son
frías, naturalmente violentas y sin ninguna intención de mostrarse humanos.
En un momento le preguntan a nuestro personaje principal: «¿Alguna vez estuvo solo?»;
él responde: «No, nunca». Al unir todo veremos en los diálogos algunas
respiraciones satíricas del cine de Godard y de las composiciones fotográficas
y narrativas de Tarkovsky en The Lobster. Algo que si bien hace de esta pieza
cinematográfica ecos y referencias, la hace también un ensayo mordazmente filosófico
sobre el malestar de lo que significa estar solo en la contemporaneidad y las complicaciones
que lleva el estar en pareja.
En Masculin féminin:
15 faits précis (1966) Jean-Pierre Léaud quien actúa como Paul, también le
hacen la una pregunta similar. El diálogo va así:
—¿Cree
usted que la gente puede vivir sola?
—No, no lo creo. No se puede vivir sin ternura, sería como un suicidio.
No tengo pruebas y mucho
menos dudas de que el personaje principal de The Lobster vio a Godard. Sabía
alemán y sobre las langostas, seguro que también sabía quién era Godard.
La manera de funcionar las cosas en The Lobster mantienen una gran intimidad con Masculin fémenin: 15 faits précis en la sátira social de ambos autores, Godard y Yorgos Lanthimos, miramos que por su lado en Masculin fémenin hace la afirmación entre sus diálogos: «la conciencia no determina la existencia, pero, lo social sí la determina» y «La pureza no pertenece a este mundo»; y los personajes de Lanthimos responden a ello como una aceptación, pero, intentan persuadir las ideas totalitarias de Godard. Es como si dijeran: Viejo, sí, sabemos eso; pero, si al menos hay uno de nosotros que puede mantener la ternura hacia el otro, una verdadera, no puede estar tan mal.
La busqueda de la pureza: ecos hacia Tarkovsky
Había dicho que había en The Lobster rasgos que sugerían a Tarkovsky. Sugieren, inicialmente, a su idea pastoral dentro del cine. Toda la filmografía de Tarkovski, a excepción de sus dos primeras obras, The Killers y Soldados no dejen sus puestos, suceden o hay escenas en el campo, pastizales, jardines. La naturaleza. En Solaris la naturaleza actúa como una alegoría de la contraposición de las acciones humanas y su funcionamiento social; la naturaleza actúa como ella misma en un estado de pureza que responde al amor y los actos sexuales. Que la conceptualización del amor es el fin que permite perder todo lo humano como el acercarnos por primera vez.
Mientras hay un frame de solaris una voz en off dice: Mira, yo te amo. Pero el amor es un sentimiento que se puede explicar. Uno puede explicar el concepto, se ama lo que se puede perder. A sí mismo, a la mujer, a la patria. Hasta ahora el amor era inaccesible para la humanidad y la Tierra. ¿Me entiendes, Snaut? Somos tan pocos. Tan solo varios miles de millones. Un puñado. Tal vez estamos aquí solo para sentir por primera vez al ser humano como motivo de amor
The Lobster muestra una naturaleza de perdida. Y esto va desde el nombre. Yorgos Lanthimos ha filmado varias de sus piezas en su idioma natal, el griego, pero en The Lobster el idioma principal es el inglés, incluso el título original está en inglés. Si quitamos la terminación er de lobster el sonido sería el mismo de lost que al español se traduciría perdido.
Este juego de sonidos y pronunciación
con el nombre más el diseño del poster, crean un concepto de perdida alrededor
de los vínculos intrapersonales, un tema intimista en las piezas cinematográficas
de Lanthimos, como en Nimic (2019), y Canino (2009) y
Alps (2011)
Paralelo
Se
dice que las personas no suelen recordar los filmes por los diálogos de los
personajes o su narración en off, sino, por la fuerza de una imagen. Por
lo que diríamos que The Lobster es de las películas que podrían permanecer en
la retina, como es el caso de La infancia de Iván de Tarkovsky. Hay un
paralelismo fotográfico en ambos. Una pareja corriendo en el campo, el hombre tomando
a la mujer de la mano, y, un momento donde se fuerzan a parar como excusa de
recordarse que se tienen al otro aún así al final todo salga mal.
El final del film deja
una insatisfacción, pues, no creíste que justo en esa forma, en ese plano,
entre tanto frío, la historia acabara. Pero es justo por eso: la decisión de sacrificar
como muestra máxima de amor.
Juan, qué interesante reseña. Me gusta mucho cómo puedes encontrar puntos comunes en esta cinta de Lanthimos con Godard y Tarkovski. Cuando la vi por primera vez, sí que los exteriores me recordaron a Stalker. Imagino que algo tendrá que ver esa paleta tan fría y poco saturada.
ResponderBorrarOjalá vengan más reseñas como esta.