Ir al contenido principal

Mundo post-apocalíptico: guerra y contaminación (Nausicaa del valle del viento (1984) de Hayao Miyazaki)

  Paisajes bucólicos, batallas aéreas, personajes intrépidos, “zonas contaminadas” aglutinados en una suerte de cuadro barroco que configura una obra maestra del cien animado, dirigida, como no, por Hayao Miyazaki Nausicaa del valle del viento , estrenada en 1984, presenta un mundo post-apocalíptico devastado por la guerra y la contaminación, donde hombres y mujeres luchan por sobrevivir entre el fuego de la violencia y el avance de la toxicidad. La densidad de este anime sugiere una multiplicidad temática; pudiéramos destacar algunos como: el poder, el sujeto femenino, la guerra; pero el hilo rector es sin lugar a dudas, la naturaleza. La propuesta estética de Miyazaki se fundamenta en presentarnos un paisaje que pendula entre la belleza del verdor y una zona aniquilada por la mano de los seres humanos. Es fácil entender entonces que la narrativa de Nausicaa transmite un mensaje poderoso sobre la necesidad de preservar y proteger a la naturaleza. Lejos de seguir el patrón de los “héro

Nuestra banda de Möebius [Sobre ‘Corre, Lola, corre’ (1998) de Tom Tykwer]

No dejaremos de explorar,
y al final de nuestra búsqueda
llegaremos al punto de partida
y conoceremos el lugar por primera vez.
T. S. Eliot
A lo lejos se ve un sueño llamado siglo XXI. Es un sueño nebuloso, la búsqueda de un futuro mejor, la utopía de ser bueno mañana. Pero ahora hay mucho ruido de fondo, technobeat, colores sobresaturados, MTV en el televisor de la sala, y afuera, en la selva que es la ciudad, la ira se apodera del mundo. Podríamos ver un hongo nuclear por la ventana y no nos inmutaríamos. Solo importa la sed digital, altisonante y brusca. Estamos a finales del siglo XX y este nos ha dado algunas joyas que encapsulan la velocidad caleidoscópica de la cultura digital y la fragmentación como epítome de la experiencias humanas, y una de esas es, sin lugar a dudas, "Corre, Lola, corre", la audaz creación fílmica alemana que desafía la linealidad temporal y la narrativa convencional con la destreza de un DJ cósmico (Esto no es “Atrapado en el tiempo”, ni “Dos vidas en un instante” ni “¡Qué bello es vivir!” ni mucho menos “El día de la marmota”). Dirigida por Tom Tykwer, esta película crea una experiencia que deslumbra, dejando en su estela las inquietantes vibraciones de la vida a finales de un siglo, de un milenio convulso.
La trama es simple y gira en torno a Lola, interpretada por Franka Potente, quien tiene solo veinte minutos para rescatar a su novio, Manni, un delincuente de mediopelo que ha perdido cien mil marcos y sobre él caen altísimas posibilidades de recibir una muerte violenta si no hace la entrega a tiempo. Sin embargo, la trama en sí misma es solo un trampolín hacia las múltiples realidades alternativas que Tykwer plantea, convirtiendo la narrativa en un tapiz fractal de posibilidades. Al estilo de un remix de la posmodernidad, la película repite el mismo intervalo temporal tres veces, con ligeras variaciones que desencadenan resultados radicalmente distintos y convierten a Lola en una suerte de anti heroína sin más pretensiones que salvar al hombre que ama. ¿Es el amor lo que la impulsa?
Aquí, el ahora denostado significado del amor se hace fundamental, devola central en el arco que es el filme. ¿Qué puede todo sino el amor?, ¿no sería ese el tema fundamental de ‘Matrix’ la obra cumbre de la era digital y del fin del milenio? Las tres realidades alternativas son desatadas por tres conversaciones que sostienen Lola y Manni. En la primera, telefónica, Manni le cuenta a Lola del embrollo en que se ha metido, en parte, por culpa de Lola y por culpa de su propia estupidez. Lola intenta calmarlo y le dice que ya pensará en algo, que ella conseguirá el dinero. Los resultados son, como podría esperarse, desastrosos para Lola. En la segunda conversación, que da la impresión de ser un flashback pero que es en realidad una escena en un tiempo suspendido, en un tiempo más allá del tiempo, Lola pregunta a Manni si la ama. Manni contesta que sí, pero Lola cree que si no estuviera con ella podría decirle eso mismo a otra persona. Eso no le gusta y precipita el segundo intervalo temporal. En la tercera conversación, Manni pregunta a Lola qué haría si él muriera. Lola contesta que no lo dejaría morir, que encontraría una manera de salvarlo y al final, que no lo olvidaría. Esto no satisface a Manni y así se precipita el último intervalo temporal.
Si nos apegamos al determinismo de la física tendríamos que dar todo por perdido, pero para este caso, el filme mantiene el pulso vertiginoso de la era digital, transformando el tiempo en una dimensión maleable, en una herramienta en manos de la protagonista para retorcer la realidad a su antojo. Y sí, al final triunfa la fuerza del amor o lo que es el signo de esta era, el individualismo en medio de sociedades líquidas que todo lo puede (en cada intervalo Lola debe perder, entregar algo a cambio, pero solo hasta cuando encuentra un final feliz acepta las pérdidas porque justamente no le afectan).
Un apartado especial de la película es el sonido y la música, con la banda sonora de Tykwer, Johnny Klimek y Reinhold Heil marcando los latidos de cada escena como un metrónomo emocional. Aquí se fusionan elementos electrónicos, ritmos pulsantes y tonos discordantes, creando una cadencia hipnótica que resuena con las pulsaciones desenfrenadas de una sociedad inmersa en la fugacidad del presente continuo. Curioso que la música se detenga en momentos donde la realidad le estalla a Lola en la cara, como cuando sostiene esa dolorosa conversación con el padre.
"Corre, Lola, corre" es un caleidoscopio que refleja la desgarradora verdad de nuestra era: que nuestras acciones y elecciones están atrapadas en una danza caótica con el tiempo y el azar, en una inmensa banda de Möebius. La película encapsula la condición posmoderna, donde la identidad y el destino son fluidos y fugaces, donde el pasado y el futuro convergen en un presente constante, y donde la realidad es tan efímera como una imagen en una pantalla. Lola corre y nosotros la seguimos mientras afuera reina el desconcierto. Creemos dominar el asunto y es allí cuando la película se ríe en nuestra cara y lo hace a lo grande, nos enseña esa ilusión de control que llevamos como una corona de espinas y es que quizá sigamos a finales de un siglo que ya pasó viendo MTV desde el sofá de la sala.
Ficha técnica:
Título: Corre, Lola, corre (Lola, rennt).
País de origen: Alemania
Fecha de estreno: 20 de agosto de 1998.
Director: Tom Tykwer.
Actores: Franka Potente, Moritz Bleibtreu, Herbert Knaup, Nina Petri, Joachim Król, Armin Rohde, Heino Ferch, Suzanne von Borsody, Sebastian Schipper, Ludger Pistor, Julia Lindig, Lars Rudolph, Ute Lubosch.
Guión: Tom Tykwer.
Música: Tom Tykwer, Johnny Klimek, Reinhold Heil.
Producción: X-Filme Creative Pool / WDR / Arte.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

El abismo de la maldad [Sobre "Anticristo" (2009) de Lars Von Trier]

Se levanta el telón y da paso a la manifestación de la maldad. Von Trier nos propone, a través de su película "Anticristo", la convivencia entre la belleza del placer y el horror de la tragedia. Con un prólogo en blanco y negro, entra en escena el primer acto de la función. "Anticristo" tiene como eje central narrativo la historia de un matrimonio atormentado, que ha sufrido una terrible desgracia e intenta recomponer sus vidas mediante una terapia atípica. El marido, que sobrelleva estoicamente la situación, se compromete a utilizar su experiencia como psicólogo para ayudar a su esposa a superar sus miedos. Todos estos miedos son imaginarios, pero el que más la asusta podría tener un componente real. De esta manera, podríamos resumir el argumento de la película. Sin embargo, la profundidad de la película radica en la construcción de los axiomas que acompañan el ideario de la naturaleza humana y su autodestrucción. "Anticristo" se puede catalogar como un p

Amor y horror: otras formas vampíricas [Sobre "Déjame entrar" (2008) de Tomas Alfredson]

No imaginó Bram Stoker que la publicación de su Drácula a finales del siglo XIX desencadenaría una tendencia cinematográfica inagotable basada en el mito vampírico. Desde la ópera prima del género: Nosferatu (1922) de FW Murnau, pasando por vampiros intergalácticos en Planeta sangriento (1966) de Curtis Harrington hasta cazadores de vampiros en Blade (1998) de Stephen Norrington, el cine ha explorado todas las formas posibles de recrear el arquetipo del chupa sangre. Peligrosamente pudiera afirmar que el Drácula de Francis Ford Coppola, encarnado por el grandioso Gary Oldman marcó la estética del vampiro contemporáneo: apuesto, intelectual, romántico, caballeroso, pero también despiadado y sanguinario; una mezcla característica de algunas películas posteriores a la adaptación de la novela del escritor irlandés. Sin embargo, de vez en cuando aparecen filmes que, aunque respondan a los rasgos comunes del conde: alimentarse de sangre, poderes sobrenaturales como trepar paredes y la l

El espejo de las quimeras: una ola queer [Sobre «Una mujer fantástica» (2017) de Sebastián Lelio]

«Habilidad para el olvido. Algo normal en quien viva en el país en el que vivo» Granuja, AK 47. Álbum: Rap y hierbas (2017) Pensemos que alguien ha pedido hacer una apreciación sobre una pieza de arte. Si se tratara de una pintura, en algunos casos, se habla de un tableau vivant con alguna obra de teatro o fotografía que se asemeje al cuadro; desde un campo técnico, otros expondrían el propósito del degradado, la texturización, saturación y colorizacion que hay en cierto objeto o cuerpo y cómo este le permite, al autor, crear un estilo propio. En cambio, si se realiza una apreciación sobre un filme, la cosa cambia un poco. Hay verbos que con frecuencia suelen ser utilizados ―a veces se usan otras palabras, sin embargo, anuncia un mismo fin semántico―: retratar, personificar, documentar, construir. Por ejemplo, si evocamos el cine de Sara Gómez, la pensaríamos como una directora que cumple el rol de una Mucara que a través del lente retrata al individuo cubano deconstruyendo valores de