Entonces
te envían a consignar 40 mil dólares en el banco y te acuerdas que no eres
feliz. ¿Qué hacer? Fácil: te escapas con ese dinero y comienzas a serlo. Con
esta ecuación sencilla arranca Psicosis,
una de las películas más icónicas del cine de terror, dirigida por el
legendario Alfred Hitchcock.
Un
aviso luminoso en medio de una carretera vieja en una noche oscura y lluviosa
parecen ser la salvación de Marion Crane (Janet Leigh). El Bates Motel la espera con sus doce habitaciones vacías y con Norman
Bates (Anthony Perkins) dispuesto a cenar con ella. Hasta aquí no parece que estuviéramos
frente a un film de terror; solo algunos acordes de la banda sonora nos hacen
presagiar que algo puede ocurrir. A eso mismo juega Psicosis, a crear una atmósfera de sugerencias a partir de
artilugios psicológicos que mantienen en vilo al espectador. ¿Y después? Cuando
vemos el cuchillo de matarife que se acerca tras la cortina de baño creemos que
la sangre correrá a borbotones, a la usanza de Tarantino, pero no es así, lo de
Hitchcock es otra cosa. Su apuesta estética es menos visual (en lo que a la
sangre se refiere) pero mucho más mental; la conexión que logra un film como Psicosis se mide con las pulsaciones del
corazón, lo de él es el puro terror psicológico.
El
Bates Motel está vacío de nuevo; pero
una ladrona que lleva consigo cuarenta mil dólares no son fáciles de olvidar,
así que, como moscas en leche, atraídos por el dinero y por la mujer, al viejo
motel arriban unos personajes que tienen algo en común; le verán de cerca la
cara al terror. Con ellos de develarán los misterios que se ocultan en el viejo
caserón de la colina. Tras sus puertas, entre luces
que se prenden y se apagan, una silueta recortada de una anciana otea desde la
ventana lo que sucede abajo. Los perseguidores creerán que sus dudas se
resolverán entrando a esa casa, pero las respuestas no están allá; lo que sí
está es la muerte vestida de mujer apretando un cuchillo.
Las respuestas las tiene el indefenso de Norman, pero Hitchcock nos las hace saber al final de la película, cuando vemos que el film está llegando a su epílogo y parece que el espectador quedará pidiendo explicaciones. Psicosis se mueve lento, entre diálogos que no dicen mucho, pero sirven para mantener la tensión, entre la sonrisa amigable del administrador del motel y los gritos de espanto de la mujer acuchillada y la hermana que descubre la verdad sobre la madre del protagonista.
Psicosis es un film de culto, un clásico del terror que marcó una
época y que se sigue viendo luego de más de medio siglo de haber sido
estrenada. Alfred Hitchcock iluminó a una generación de directores que
adaptaron la maestría del juego psicológico al terror contemporáneo y aunque
ahora se sustenten en otros efectos cinematográficos, la huella de Psicosis prevalece como un antecedente
icónico indeleble al paso del tiempo.
Gabo, a mí me parece que la maestría está en tomar una historia, en apariencia sencilla, y contarla y cargarla de signos, símbolos que le dan vida propia. Ya lo dijo usted, este film es un faro que iluminó a toda una generación y que hasta hoy se siguen viendo sus luces.
ResponderBorrarExcelente reseña.