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Parece que no te conoces a ti mismo, chico [Sobre «The Lighthouse» (2019) de Robert Eggers]

Hace poco terminé de leer «Azul casi transparente» de Ryu Murakami y «Agujero» de Hiroko Oyamada. Ryu incluía una serie de canciones en la novela. El paisaje sonoro que él hizo que existiera dentro de ella me llevó a comprenderla como una gran pieza musical redonda, más que una obra literaria en sí misma. Cuando estuve a la mitad de Azul casi transparente, imaginé que los libros podrían ser recordados como canciones, que el nombre de todas las canciones, son, en realidad, el rostro de alguien. Con The Lighthouse (2019) de Robert Eggers, los personajes dicen poco —o casi nada— mediometraje. En su lugar, lo único que tiene sitio son los sonidos de conjuntos vacíos. Si no existe una música en el film, ¿con qué única, y última imagen, será recordado? El uso del espacio y los conjuntos vacíos en The Lighthouse son incómodos. Cuando la vi por primera vez, esperé que ese formato cuadrado en el que era filmado, fuese sencillamente un prelude . Un ejercicio de cine de autor .  La miré, po...

El pez de piedra [Sobre «Audition» (1999) de Takashi Mike]

 

El filme Audition de Takashi Miike puede categorizarse como un delirio onírico. La historia narra la vida de un hombre viudo que, impulsado por el deseo de rehacer su vida sentimental, organiza junto a un amigo una audición para una película inexistente con el fin de encontrar a la candidata perfecta para casarse. Sin embargo, lo que no imagina es que este proceso lo llevará a un infierno sangriento, cuyas consecuencias resultarán terriblemente dolorosas.

Al reflexionar sobre la propuesta del filme, se pueden identificar diversas temáticas relevantes y significativas que merecen un análisis detenido. Quiero centrarme, sin embargo, en el rol femenino y las dualidades existenciales que el director nos invita a confrontar, como la virginidad casta y la violencia sádica. Al observar el mecanismo que utiliza Aoyama para buscar novia, se revela un entendimiento de la mujer como objeto, lo que implica una despersonalización de su esencia humana; una deshumanización que sugiere que la presencia del mal es, de alguna manera, femenina.

Por otro lado, la película plantea una necesidad imperiosa de interpretar cada uno de sus elementos. Imágenes como el teléfono, las ensoñaciones y el baile como forma de purificación nos conducen a la labor de desvelar el entramado de la historia. Al adentrarnos en la exégesis del filme, surge la necesidad de encontrar explicaciones para cada aspecto presentado, y a menudo se incurre en el error de asumir como evidentes lo que aparece a primera vista. Takashi Miike, sin embargo, transfigura lo que parece una historia romántica con rasgos dramáticos en una realidad hiperbolizada, donde las formas perversas terminan asustando por su cruda frivolidad. Así, Audition se convierte en una película inquietante, estimulante y ferozmente radical.

A partir de lo anterior, es evidente que la pieza audiovisual nos lleva a optar por una interpretación dicotómica, a menudo sin permitirnos bucear en el mar de lo borroso que trasciende la simple cuestión de los grises. De este modo, la película nos incita a tomar una postura en una dualidad bifurcada: la abyección y la tortura. No obstante, es fundamental destacar que esta interpretación, más allá de dicha dualidad, queda en nuestras manos. La clave interpretativa siempre estará en la mirada del espectador, pues el acto de elegir es totalmente personal. Al igual que en El túnel de Sábato, seleccionar una interpretación sobre otra pone de manifiesto nuestros propios mecanismos de análisis, que surgen de la película a través de nuestra visión del mundo.

En conclusión, Audition es un drama psicodélico marcado por la sordidez del entorno que habitan sus protagonistas, revelando el horror que se vive en la realidad cotidiana. Asami se presenta como una mujer vengativa, un arquetipo común en el cine japonés; sin embargo, la forma perversa en que se desarrolla la historia cautiva por su auténtica frialdad, constituyendo una receta perfecta para una película de horror con un trasfondo profundamente sustancial.

Año: 1999
País: Japón
Duración: 115 minutos
Director: Takashi Mike
Protagonistas: Ryo Ishibashi, Eihi Shiina
Guion: Dasuke Tengan (Novela: Ryu Murakami)
Fotografía: Hideo Yamamoto
Música: Koji Endo
Género: Terror
Distribuidora: AMANDA FILMS SL


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