¿Y si el sufrimiento que intentas ocultar con desesperación , lograra salir y hacerse visible ? Esta fue la inquietante premisa en la película The Babadook (2014), guion y dirección de Jennifer Kent, que se convirtió, de este modo , en una poderosa y perturbadora historia de terror psicológico , expuesta mediante la vida de Amelia, que vive sola con su hijo Samuel, cuya rutina cotidiana se ve alterada por la aparición de una figura oscura y amenazante salida de un libro de cuentos infantiles. La película El Babadook no es en absoluto un cuento de terror convencional, sino que hace un profundo recorrido por el duelo no elaborado, por la complejidad de ser madre y por el deterioro de la salud mental. El monstruo no está en la oscuridad, sino que es Amelia, quien se nutre precisamente del dolor por la pérdida de su esposo. Con una atmósfera de confusión, la película nos recuerda que el temor no siempre nace de lo que se puede visibilizar; el miedo nos lo otorgan la ...
Cuando se está frente a alguna película de Kaurismaki, cualquiera que sea, se tiene la impresión de transitar por un mundo estático, habitado por personajes desprendidos de la realidad, carentes de emociones. Da la sensación de que la propuesta estética del director finlandés se asocia a una suerte de nihilismo matizado, al final, por la revelación del amor. Es cierto que esto último es una contradicción, pero así funciona.
Kaurismaki sitúa sus filmes en contextos de problemáticas sociales; de manera sutil expone la venta de droga, el desempleo, la violencia; aunado a los mismos problemas existenciales que han perseguido al ser humano desde su génesis: la soledad, la desesperanza, el pesimismo. Estas características parecen ser la condición de los personajes del finés.
Miremos:
Una mujer trabaja en un supermercado, cumple con su horario, de vez en cuando roba algún producto vencido, se va a su casa; vive sola, enciende la radio y encuentra las noticias de una guerra que parece lejana; apaga la radio y se a dormir. Al día siguiente vuelve al supermercado.
Un hombre trabaja en una fábrica, es adicto al alcohol, por eso cada vez que puede se toma un trago de la botella que tiene escondida en una cajuela. Termina la jornada, se va a su cuarto, que comparte con otro trabajador, y se sienta en su cama a hacer nada; solo beber y fumar
Lo que en un principio se denominó la “Trilogía del proletariado” (Sombras en el paraíso, Ariel y La chica de la fábrica de fósforos) se ha extendido por casi todo el trabajo cinematográfico de Kaurismaki. Hojas de otoño (2023), el último film del director finlandés, es precisamente una reiteración de esa trilogía.
A simple vista parece una historia sencilla, avanza con lentitud, parsimoniosa por el trascurrir de imágenes, como si estuviéramos pasando las hojas de un álbum familiar; así podemos ver fábricas, operarios soldando grandes artefactos metálicos, las luces de la ciudad, el tranvía andando por las calles solitarias. En medio de tanta soledad, un hombre y una mujer confluyen por casualidad, sus destinos se cruzan casi que por inercia. Ninguno de los dos se siente afanado por el reducto de felicidad que parecen haber alcanzado. Después de tanto desentendimiento del mundo exterior, resulta difícil vislumbrar lo que parece ser el amor.
Así funcionan las películas del finlandés, sin pretensiones, sencillas en apariencia, pero con una carga simbólica superlativa que le corresponde desentrañar al público. Eso mismo es Hojas de otoño una película para ver germinar el amor a cuenta gotas.
Ficha técnica:
Título: Fallen Leaves
Año: 2023
Duración: 81 minutos
País: Finlandia
Dirección: Aki Kaurismaki
Guion: Aki Kaurismaki
Reparto: Alma Poysti, Jussi Vatanen, Janne Hyytiainen, Nuppu Koivu, Sherwan Haji.
Fotografía: Timo Salminen
Género: Drama, Romance.
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