Existimos personas las cuales no recordamos cosas de la infancia. Pero hay otras personas las cuales recuerdan el color de su primer juguete, la sensación al abrazar su oso de peluche e incluso que jugaban con un amigo imaginario llamado Red. Aunque, hay cosas que parece que nunca olvidaremos, por ejemplo, que hemos visto una película en donde un hombre quiere robar un banco y todo le sale mal, que aparecen hackers traídos de Alemania para entrar a las computadoras de una empresa millonaria sin ser detectado, que utilizan equipos sofisticados de explosiones y herramientas costosas para forzar bóvedas. Sabemos que vimos una película donde algún perdedor quiere robar un banco, pero no sabemos el nombre de dicha película. Todos quieren robar bancos en las películas, todos somos perdedores que mientras estamos haciendo la fila en un banco miramos alrededor buscando cámaras de seguridad, como si acaso pudiésemos robar algo. Así que no hace falta el querer recordar cuál es el nombre de la p
Sathosi Kon irrumpe en el mundo de la dirección de películas anime con el estreno en 1997 de su ópera prima: Perfect blue. Este thriller psicológico de complejidad superlativa propone una polifonía temática a partir de la exploración de los bajos fondos del mundo de la industria del espectáculo a través de un personaje femenino que carga el peso de ser famosa: Mima Kirigoe.
Lo primero que hay que destacar es su estructura narrativa. Kon nos cuenta una historia provista de varias capas donde se desdibujan las líneas entre la realidad y la ilusión, manteniendo a los espectadores cuestionándose constantemente sobre qué es lo real. Esta ambivalencia temporal y espacial está estrechamente conectada con el comportamiento psicológico de Mima.
Mima encarna a una típica Idol japonesa, incluso contemporánea, que se ve superada por las presiones externas ejercidas por sus fans, managers, productores y demás entes que las consideran un producto que se unos venden y otros consumen. De entrada, nos encontrados entonces con una crítica acérrima a la voracidad del mundo del espectáculo; que nos lleva por varias vertientes: la sexualización y cosificación del personaje femenino, la exploración de la identidad y los efectos de la fama.
A lo largo de la película Mima Kirigoe atraviesa por una metamorfosis. En un primer momento es una Idol que hace parte de Cham un típico grupo musical compuesto por mujeres jóvenes. Pero de ella quieren más, por eso la convencen para que se vuelva una actriz de películas, y es aquí donde se produce su transformación; pasa de tener un aspecto dulce de tenue sensualidad a un símbolo sexual que posa desnuda para la cámara y aparece es escenas siendo violada. Los dueños del negocio entienden que su belleza física representa grandes dividendos por eso la exhiben; pero ¿Qué sucede con la persona que encarna al personaje? Aquí también operan los cambios, Mima se siente avergonzada y esto lo lleva a alucinar con una suerte de alter ego del pasado (ella misma vestida de Idol) que le recuerda constantemente que es una mujer sucia. Esta aparición la convierte en un ser ensimismado, triste y autómata que se mueve al ritmo que le impongan; por lo que su identidad se ve afectada al tal punto de no reconocer qué realidad o qué hace parte de su imaginación.
Perfect blue se centra en la lucha de Mima por encontrar su identidad en un entorno que a menudo la percibe de manera superficial. Esta búsqueda se torna compleja porque a medida que se vuelve más famosa, experimenta una serie de consecuencias negativas, incluida la pérdida de su privacidad y la exposición constante.
Sathosi Kon crea así una obra maestra que goza de una vigencia pasmosa por el modus operandi reiterado de una industria deshumanizada que ve en sus artistas una mina de oro que hay que secar, sobre todo si se trata de mujeres.
Ficha técnica:
Título: Perfect blue
País: Japón
Año: 1997
Duración: 81 minutos
Director: Satoshi Kon
Guion: Sadayuki Murai
Fotografía: Hisao Shirai y Yoichi Kuroda
Música: Johan Söderqvist
Género: Animación, terror, triller, drama.
Compañía: Rex Entertainment
Tremenda obra maestra
ResponderBorrarEstas distintas capas que mencionas al principio han puesto a la pieza de Satoshi Kon en el pedestal de obra maestra, muy bien merecido. El juego psicológico, los planos de cada escena, el uso del tiempo, las pistas falsas (?), entre tantas otras cosas.
ResponderBorrarBuena reseña.