A pesar de que el cine colombiano parece obsesionarse con los mismos temas, y sus jergas y estéticas ya suenan a sonsonete, Perro Come Perro tiene méritos tanto audiovisuales como narrativos que merecen ser destacados. La película de Carlos Moreno se aleja de la línea de sus predecesoras más conocidas, como Vendedora de Rosas (1998) y La virgen de los sicarios (2000), y propone algo diferente. Lejos de ser solo una película de cine negro, sobre gangsters o policiaca, funciona como un estudio profundo de personajes, meticulosamente construidos, que habitan el mundo del hampa. La propuesta de Perro Come Perro no se limita a ser una mera historia de crímenes y violencia, sino que explora las motivaciones humanas detrás de las decisiones y traiciones dentro de este universo. La película se distingue por su enfoque en la psicología de sus personajes. Estos, aunque inmersos en un ambiente de corrupción, violencia y tráfico, están definidos con rigor, lo que les otorga una humanidad
El filme Audition de Takashi Miike puede categorizarse como un delirio onírico. La historia narra la vida de un hombre viudo que, impulsado por el deseo de rehacer su vida sentimental, organiza junto a un amigo una audición para una película inexistente con el fin de encontrar a la candidata perfecta para casarse. Sin embargo, lo que no imagina es que este proceso lo llevará a un infierno sangriento, cuyas consecuencias resultarán terriblemente dolorosas. Al reflexionar sobre la propuesta del filme, se pueden identificar diversas temáticas relevantes y significativas que merecen un análisis detenido. Quiero centrarme, sin embargo, en el rol femenino y las dualidades existenciales que el director nos invita a confrontar, como la virginidad casta y la violencia sádica. Al observar el mecanismo que utiliza Aoyama para buscar novia, se revela un entendimiento de la mujer como objeto, lo que implica una despersonalización de su esencia humana; una deshumanización que sugiere que la pre